Hace unos meses recibimos un mensaje de SOS por parte de unas misioneras que trabajan en Uganda: “No tengo palabras. Hoy he pasado mucho sufrimiento frente a la miseria inhumana de personas mayores que viven con niños de sus hijos muertos, algunos los abandonaron. Ahora están con las abuelitas, sin comida y sin poder ir a la escuela. Les comparto una situación que me ha partido el corazón. ¡Ancianas hambrientas de verdad! Con estos niños y sin nada. En esta experiencia de ver los más empobrecidos. ”Hay unas 15 familias miserables. Pero hay 6 familias que lo están pasando muy mal. ¡Personas mayores con nietos/as que sus hijas han dejado ahí! Están pasando hambre sin poder ir a la escuela. Muchas de sus casitas les están cayendo encima. Hemos intentando de compartir lo que tenemos, ¡pero no llegamos a tantos!