Grecia

Fundación Mensajeros de la Paz

El día 8 de septiembre de 2015 el Padre Ángel viajó a Hungría, visitando tanto la estación de trenes de la capital, Budapest, como la frontera con Serbia, llevando palabras de aliento, cariño y apoyo para los refugiados sirios. Mantuvo reuniones con oenegés, medios de comunicación y autoridades para conocer la situación y ver qué podía hacer Mensajeros de la Paz, de las cuales surgieron acciones de colaboración conjunta con la Fundación Remar Internacional, entre otros. A mediados de octubre volvió a viajar a las fronteras de Macedonia y Serbia, donde Mensajeros ya estaba movilizada, repartiendo comida caliente a los refugiados que estaban en Presevo junto a los voluntarios de Remar.

La fundación Mensajeros de la Paz comenzó en ese momento su colaboración gracias a una donación privada de un millón de euros, por parte de la empresa A.M.A. Desde entonces, ha continuado en 2016 y 2017 volcada en mantener y mejorar sus proyectos de ayuda a la emergencia ante la crisis de refugiados en Europa. Destinando en total más de 517.000 euros a su presencia en Serbia y en los campamentos de refugiados de Grecia el primer año, la Fundación agradece la responsabilidad de tantas empresas solidarias e iniciativas que han apoyado a los refugiados, que siguen siendo el más apremiante drama de la actualidad.

En enero de 2016 el Ejército de Tierra donó a Mensajeros 150 camas para refugiados sirios y saharauis. Gracias a la Agrupación de Apoyo logístico número 11, enviamos un total de 110 camas a la población civil siria (a través de Asociación Apoyo Pueblo Sirio) y 40 camas a Sáhara (a través de la Fundación ONCE).

De Siria y Turquía a Grecia

Con la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio completamos 13 envíos de alimentos, ropa y material médico. El día 31 de octubre de 2016 salió un envío a Siria a través de Turquía, al que Mensajeros de la Paz ayudó con el suministro de leche infantil, pañales, compresas, mantas, 350 camas plegables, material quirúrgico, material de curas, sueros, analgésicos, antiinflamatorios, etc. El 21 de noviembre del mismo año salieron 2 nuevos contenedores con destino Siria, que contenían, entre otros enseres, leche infantil en polvo adquirida por Mensajeros de la Paz, por un valor de 20.000 €.

Alepo era la ciudad más poblada y el motor económico del país antes del conflicto. Hoy los edificios de la parte vieja son el frente de guerra que divide en dos la ciudad de Alepo desde el verano de 2012. El Programa de Ayuda al Desarrollo de las Naciones Unidas destaca que el 80% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y que la esperanza de vida se ha reducido en 20 años desde entonces. Aunque hay muchísimas personas que han huido de esta terrible situación, las personas más pobres, no han podido hacerlo y viven en una situación de extrema necesidad y en una situación humanitaria crítica.

Los maristas llevan apoyando a la población de esta ciudad desde hace tiempo y desde septiembre de 2013 ayudan a 110 familias con el alquiler de la vivienda. Una vivienda media cuesta mensualmente 25000 libras sirias equivalentes a 80 euros. Los maristas proporcionan unos 500 € cada seis meses a estas familias. Mensajeros, por su parte, apoya esta iniciativa marista pagando directamente la vivienda a 80 familias sin recursos que no han podido huir del horror de Alepo.

Sin embargo, debido a que la Fundación agotó el fondo de A.M.A. y que las aportaciones se han ido reduciendo, Mensajeros de la Paz no ha podido mantener estos proyectos en Siria, y su labor se ha centrado en el trabajo y ayuda en varios campos de refugiados que se sitúan en las fronteras de Europa, donde nuestra labor se hace indispensable para ofrecer toda la ayuda posible a las personas que huyen de su país de origen a causa de las guerras que están teniendo lugar en Oriente Medio.

El 30 de enero de 2016, el Padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz, dijo tras finalizar su visita a la isla de Lesbos que Turquía, Grecia y la Unión Europea debían enviar más medios para salvar los barcos que llegan con cientos de personas y que están en peligro en su travesía entre Turquía y la isla griega. Esa misma semana habían muerto 40 personas en esas costas cuando intentaban llegar a Europa.

Los voluntarios de Mensajeros de la Paz y Remar empezaron, así pues, a repartir más de ochocientos desayunos cada día en el Puerto del Pireo en Atenas. Después de que decenas de personas se manifestaran allí para protestar por el hecho de que el Gobierno europeo no les dejara entrar en Grecia después de haber llegado a ella y pese al sincero apoyo del pueblo griego, Mensajeros de la Paz, junto a Remar, reaccionó quedándose en este nuevo lugar de retención. Las autoridades griegas autorizaron esta tienda, que atendió desde entonces a mil afganos y refugiados de otras nacionalidades que estaban paralizados en el puerto.

El Padre visitó el dispositivo que Mensajeros de la Paz ya tenía, con la ONG Remar, para atender a las personas que llegaban a la isla de Lesbos. EI increíble fondo donado por la empresa A.M.A. en 2015, permitió a Mensajeros de la Paz extender la colaboración de apoyo a los refugiados, además de a Lesbos, a Atenas, Croacia y Serbia donde se han dado comidas y mantas durante más de un año en cinco puntos, así como camas a las personas que hacen este viaje en condiciones precarias.

Los granos de arena continuaron, y Mensajeros estuvo alerta a los movimientos del problema, dando respuesta inmediata a los nuevos asentamientos. Así, en marzo de 2016 también la Fundación llegó a Malakasa, nuevo campamento de refugiados creado por el ejército griego a 40 kilómetros de Atenas, al que de repente se destinó a más de 500 refugiados, que todavía en 2017 permanecen entre concertinas.

El presidente de Mensajeros aprovechó a hacer denuncia visitando una de las playas donde llegaban las barcas a motor y pudo comprobar cómo familias enteras llegaban totalmente empapadas y muchas con síntomas de hipotermia a la isla griega de Lesbos, donde se registraban para poder permanecer en la Unión Europea. “Cuando hay mal tiempo los barcos vuelcan y las muertes se cuentan por decenas. Otras veces los barcos chocan contra las rocas y se hunden”, explicaron los cooperantes de Mensajeros.

Desde entonces, Mensajeros comenzó a trabajar de forma permanente en Grecia, en Atenas en el campamento de Malakasa y en la isla de Lesbos en el campamento de Moria, en el cual se va adquiriendo material para atender las necesidades, tiendas grandes con calefacción, cocinas móviles, caravanas para reparto y casas móviles para los voluntarios. En Malakasa en Atenas repartimos té, sopa, galletas y fruta diariamente; hay servicio de ropero y una carpa para hacer actividades con los niños y talleres con los hombres y mujeres.

De la misma manera y con un firme objetivo, el 17 de febrero de 2016 un equipo de la Fundación Mensajeros de la Paz se desplazó con el Padre Ángel a Bruselas, donde fueron recibidos por eurodiputados de España en el Parlamento Europeo. El equipo mantuvo en este primer contacto reuniones con Jonás Fernández (PSOE), Esteban González Pons y Agustín Díaz de Miera (PP) y Miguel Urbán y Tania González (Podemos). El Padre Ángel también mantuvo una reunión de trabajo con Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo, que explicó las propuestas sobre emigración que se realizan en la Cámara. Todos los parlamentarios se mostraron preocupados por el tema, pero a la vez todos confesaron no conocer la solución. El Padre Ángel exigía medidas urgentes y reales para evitar que “el mar se convierta en el mayor cementerio del mundo”. Recordó que desde el 1 de enero ya habían muerto más de 400 personas en el mar que separa Turquía de Europa.

Puesta toda la fuerza en los proyectos de frontera, en marzo de 2016 los equipos de cooperantes de Mensajeros continuaban vigentes en cinco puntos de ayuda a los refugiados (dos de ellos en Grecia (Lesbos y Atenas), uno en Croacia y dos en Serbia y Macedonia, en los que los voluntarios estaban dando más de cuatro mil comidas al día (té y alimentos a familias enteras), y se incorporaron al Puerto del Pireo con una carpa para el reparto alimentario y la instalación de una pequeña ludoteca.

Por otra parte, Mensajeros y Remar pusieron en marcha en marzo de 2016 un dispositivo para ayudar a los refugiados del nuevo campamento de Ritsona, a 70 km de Atenas. Un campamento abierto de una manera tan indigna (las familias permanecían atrapadas sin condiciones mínimas de salud y con la sola alimentación que Mensajeros y Remar proporcionaban diariamente) que el gobierno no tardó en cerrarlo, y derivar a los refugiados a otros campamentos. Mensajeros permaneció en Ritsona hasta que esto pasó, unos pocos meses después de su apertura.

La mayoría de las ONG anunciaron su retirada, para no colaborar en lo que la UE había convertido en centros de detención y deportación. Sin embargo, la fundación Mensajeros de la Paz no se marchó, sino que aceptó colaborar con el ejército con tal de trabajar apasionadamente por los derechos de los refugiados. Nada más simbólico para este compromiso que la instalación, en abril, de una caseta (prefabricada) de voluntarios dentro del campo de Moria, donada por la Fundación Elosúa Rojo, habitual aliada de Mensajeros en sus proyectos de formación a adultos en España. Desde entonces, los voluntarios empezaron a poder dormir más cerca de las familias refugiadas, supervisando su seguridad, y los proyectos se beneficiaron, además, de 24.000 euros con los que Elosúa Rojo acompañó su extraordinaria donación. Al mismo tiempo, el primer equipamiento de contenedor-cocina, con las mesas y sillas necesarias para servir comida a 500 personas en cada turno en el comedor del campamento militar de Malakasa, llegó en abril del año pasado y se instaló en el recinto.

Después de también haber pasado la Semana Santa con los que más sufren en los campamentos atenienses, el Padre Ángel volvió a Lesbos a finales de abril de 2016, para coincidir con la visita del Papa Francisco. El presidente de Mensajeros de la Paz se desplazó al Egeo junto a Remar. Ambas organizaciones españolas eran las únicas entidades sociales que habían estado presentes cada día en el campamento de Moria, en Lesbos, desde que montaron la carpa hasta esos días en los que el “Tratado de la Vergüenza” se formalizó en la UE.

El gobierno griego realizó entonces una petición formal a Mensajeros de la Paz-Remar, solicitando que sus voluntarios se hicieran cargo de la preparación y el reparto de la mitad de los menú que se entregan a diario a los refugiados de Moria. “Se reunieron con nuestro equipo porque no tienen más recursos”, explicó el P. Ángel, “En Moria hay unas 3.500 personas detenidas y ellos repartían 2.000 raciones… Dijimos que sí y desde entonces preparamos las otras 2.000, día tras día”. El presidente de Mensajeros aprovechó la visita para hacer un llamamiento “a empresarios y poderosos, pidiendo un barco donde poder dar refugio a los emigrantes que se encontraban hacinados en el puerto del Pireo en condiciones infrahumanas.

Junto al Patriarca Bartolomé y recibido por Alexis Tsipras, el Papa Francisco desembarcó en Lesbos y, después de la audiencia oficial, el Padre Ángel y el Padre Carlos le hicieron

entrega de un chaleco de voluntario de Mensajeros en las fronteras. El Papa les pidió que siguieran “haciendo el bien”. El departamento de prensa de la fundación publicó, con bastante incidencia durante la primavera de 2016, diferentes reportajes visibilizando la respuesta de Mensajeros y Remar a la crisis de refugiados. Su trabajo repartiendo alimentos y productos de higiene, mantas, ropa y tiendas de campaña, y creando espacios de juego para los menores refugiados en los campamentos, mientras llegaban a Alepo las camas enviadas por Mensajeros y AAPS en enero.

El drama de los campamentos siguió, y en los años 2017 y 2018 la ayuda de nuestra fundación se ha mantenido en los campamentos de Moria y Malakasa. Mientras en España nuestro presidente, el padre Ángel, sigue denunciando la falta de respuestas políticas a esta crisis (“es una vergüenza lo que estamos haciendo con los refugiados”, afirma), los voluntarios de Mensajeros y Remar Internacional, permanecen en su labor en Moria, en el cual atendemos a 4.200 personas a diario. Queriendo servir para algo más que dar comidas, nuestro equipo acaba de instalar un nuevo contenedor, en el que vamos a montar una pequeña escuela de formación, con aula de ordenadores. Por su parte, en el campamento de Malakasa estamos ayudando a 800 personas a diario. En ambos campamentos, la mayoría de las personas atendidas son menores de edad.